¿Te ocurre que luego de estar con determinada persona o incluso de entrar a un lugar, sientes cansancio, fatiga a algún tipo de malestar? ¡Puede que seas una esponja emocional!
Cómo saber que eres una esponja emocional?
Bien, porque síntomas como los antes descriptos se vuelven recurrentes con las mismas personas y acudiendo a los mismos lugares. Esa es la primer forma de identificar esta cualidad; sí, porque lo que puede parecer un problema, cuando sabes por qué te sucede se convierte en un beneficio, por eso le llamo cualidad.
Una vez que te des cuenta de con quién o en qué sitios te sientes así y puedas comprobar que cada vez que se repite el encuentro vuelves a sentir lo mismo, entonces ya tendrás tus antenas afinadas.
Con esto me refiero a que cuando te presenten a una persona o entres a un lugar por primera vez y tu cuerpo comience a sentir esos síntomas. ¡Hazle caso! Porque será una clara señal de que ¡el efecto esponja ha comenzado! (a eso me refería con cualidad, sabrás que no te conviene estar allí).
Por qué eres una esponja emocional?
Hay varios aspectos que influyen pero el de más peso está relacionado con tu nivel de sensibilidad y percepción.
Las personas menos sensitivas apenas se dan cuenta, por lo que es bastante difícil que relacionen un malestar con emociones o situaciones. Por lo general tienen poca afinidad con el mundo espiritual y el camino del autoconocimiento. Así es que si eres lo contrario a esto, ya tienes el mayor motivo por el cuál sientes cosas que otros no.
Otra razón se debe a tu nivel de empatía; que también va un tanto ligado a lo anterior ya que una persona poco empática no suele tener un perfil sensible.
Puede ocurrir que alguien esté atravesando por dificultades, preocupaciones o cosas pendientes por resolver y por ello, de forma inconsciente evada esa realidad escuchando o hasta haciéndose cargo, de los problemas de otros. Por supuesto que sentirá que le absorben, pero no se dará cuenta que es ella misma quien está provocando esa situación.
¿Cómo evitar ser una esponja emocional?
1-Tiempo que dedicas
Quizá por miedo a herir a otros o porque se te hace difícil decir que no, dediques más tiempo del que deseas, a escuchar a otras personas o a acompañarlas a sitios que realmente no son de tu interés, ni sientes que te aportan nada. Esto hace que a nivel visual y auditivo te contamines y absorbas esas emociones tóxicas por ceder en exceso.
2-El ambiente en el que te encuentras
Una de las primeras cosas a tener en cuenta es el ambiente en el que estás. Y esto, es algo que he tenido que recordar en mi propia piel hasta hace tan sólo unos días; y es impresionante como tu entorno influye en tus creencias, vivencias y energía. Si no vibras con él pero tienes que estar en él, te convertirás en él ¡Vaya juego de palabras! ¡Pero es así! A menos que seas muy fuerte.
Por eso, cuando te des cuenta y puedas sal de ahí. Porque estar en baja vibra hace muy propicio el convertirte en esponja. En este estado es difícil poner límites, te vuelves inseguro y vas perdiendo poder. En cambio, cuando resuenas con el ambiente todo se acomoda y vuelve a fluir. Atraes gente tan armónica como tú.
3-Aprende a diferenciar
Una cosa, es cuando una persona se te acerca con un problema puntual para contarte o pedirte ayuda y otra muy diferente, es cuando esa misma persona vive en ese estado de forma permanente, porque es entonces cuando se alimenta de tu energía y lo peor ¡de forma indefinida!
4-Eres libre de elegir
Nunca lo olvides, no estamos obligados a estar con nadie y seguro que sabes darte cuenta por ti mismo cuando alguien te deja agotado y cuando te transmite alegría, ganas de seguir compartiendo, etc. ¿Adivinas cuál de las dos te absorbe?
¿Te has sentido como una esponja emocional? ¡Me encantaría que cuentes tu experiencia! Si te ha gustado el post ¡te agradezco infinito que lo compartas en tus redes!
Foto de Spencer Selover en Pexels
Post by Verónica Alva